Puestos a pedir
Puestos
a pedir, desvestiría tu mirada de esa prepotencia que se refleja ahora en tus
ojos cuando me miras. Desvestiría la mueca de tu sonrisa, mueca de aversión y
desconfianza, mueca dolorida que me susurra historias de decepciones a medio
contar.
Puestos
a pedir, me gustaría ser el hombre que deseas tener; y vestir mi actitud con la
máscara de las ilusiones, vestir mi voz de palabras que no son mías, palabras
que tu gran creación manejaría por mí, pobre títere enamorado.
Puestos
a pedir, desnudaría mi alma, para dotarla de todas aquellas cualidades que no
poseo. Desnudaría mi razón, y convertiría el juicio en una mera locura
pasajera.
Puestos
a pedir, elegiría ser especial, para dejar a un lado mis rarezas, para dejar de
ser un estúpido loco que se refugia en las grandes palabras de genios dementes.
Puestos
a pedir, pediría ser un hombre distinto, alguien que cautivase tu atención,
enloqueciese tus sentidos, y engañase a tu cordura.
Puestos
a pedir, te pediría que dejases las exigencias a parte, y que me dejases
entrar. Soy un loco, un títere, soy raro y me pierdo entre libros y canciones
de jazz. No tengo noción del tiempo, soy tímido y a veces resulto seco y amargo.
Soy punzante, sarcástico, algo extravagante en mi forma de actuar. Pero soy un
iluso, y de sueños también vivimos los perturbados.
Prometo
no hacer ruido. El sigilo es una de mis pocas virtudes. Y ahora, si me lo
permites, cuelgo mi sombrero. Me serviré un bourbon, si no te importa. Otro
para ti, por supuesto. Brindo a tu salud.
Brindo por los locos sentimentales. Y por ti.
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