miércoles, 28 de diciembre de 2011

El lopadono del viejo Germán

- En el mundo abundan cosas tan dispares como personas se hallan sobre su superficie. Emociones contradictorias, aficiones distintas y complementarias, un sinfín de posibilidades que abren sus puertas ante ojos curiosos.

El viejo Germán sonríe acomodado en su desgastado butacón y entrecruza las manos sobre su regazo. En su expresión se adivina cierta emoción, algo contenida por la serenidad que transmiten sus rasgos achacados por la experiencia. La chimenea acompaña la estancia con el suave chisporroteo del fuego y tinta el salón de claroscuros vibrantes. Tras la breve pausa, Germán prosigue.

- Seguramente se estará preguntando en qué consiste todo esto y, lo más importante, qué es un lopadono. Un lopadono es una suculenta comida procedente de una de las comedias clásicas del griego Aristófanes.
Dicho plato, ficticio, todo hay que decirlo, contenía toda clase de ingredientes con el propósito de agradar a todo el mundo. Y la obra en sí reunía un objetivo de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres mediante la ginecocracia. 
» No obstante, ni aquí impondremos una ginecocracia ni se perseguirá tal finalidad de agrado universal. Trataremos de elaborar un lopadono con dos ingredientes fundamentales en búsqueda de cierta paridad y equilibrio: la literatura y el periodismo.

Germán carraspea para aclararse la voz, con el porte de los grandes personajes públicos antes de comenzar su discurso. Sus gafas, de vidrio grueso y amarillento, empañan y deforman su mirada. Con una leve inclinación de cabeza, señala el butacón vacío que se halla frente a él.

- Y ahora, sea bienvenido. Acomódese, adelante, no pase frío. Allí fuera la tormenta ruge con la ferocidad de mil demonios. Venga a disfrutar del placer que la literatura otorga. Sea crítico y observador. No se olvide. Eso es lo más importante, se lo dice un vejestorio como yo. Siéntese junto al fuego y relájese, en unos días comienza la función.

1 comentario:

  1. Acepto el desafío.

    Qué complicado es agradar a todo el mundo.
    ¿imposible quizás?

    Habría que animarse al lopadono.


    Beso

    SIL

    ResponderEliminar